Tu marca es tu favorita. Después de todo, es tuya. Tu la entiendes, ayudaste a construirla, estas obsesionad@ con los matices detrás de ella. Las acciones de tu organización tienen sentido para ti, te sentaste en la sala de juntas cuando se discutían esas acciones... incluso puede que hayas aportado y tomado algunas de esas decisiones.
Entonces, tu marca no hace nada mal. Lo que hace es lo mejor que puede hacer bajo ciertas circunstancias. Alguien que sabe lo que tu sabes pudo tomar la misma decisión, porque bajo las circunstancias, era la única/mejor opción.
Claro que debemos de comprar tu marca. Es la mejor!
Cuando tu marca empieza a caer detrás de algún competidor (Dell vs Apple, Microsoft vs. Google y luego Apple vs. Android, Google vs. Facebook)... Tu piensas que no es justo o que no se podía esperar.
El problema con el Excepcionalísmo de Marca es que una vez que lo logras, es casi imposible el innovar. Innovar implica fracaso, lo cual una marca excepcional no debe hacer, y la única razón para superar el fracaso es el seguir adelante, la cual tu marca nunca tuvo la necesidad, porque eres excepcional.
En la batalla por la atención o el market share, el mercado tomas nuevas decisiones cada día. Y la tendencia del mercado tiende a ser egoísta. A menudo, escogerá al arrogante líder de mercado (porque el mercado también tiende a ser flojo), pero el hambriento y nuevo competidor siempre tiene el incentivo para cambiar el juego o la historia.
La Humildad de Marca es la única respuesta para este competitivo y cambiante mercado. La Marca Humilde entiende que necesita el volver a ganar la atención, volver a ganar la lealtad y reconectar con sus audiencias como si cada día fuera el primer día.
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