miércoles, 6 de marzo de 2013

Empatía


Ninguna organización se preocupa por ti. Las organizaciones son incapaces de hacer eso.
Tu banco, ciertamente no le importas. Tampoco tu proveedor de telefonía ni tu vendedor de coche. Es sorprendente como la gente se sorprende al descubrir este hecho.
Las personas, por otro lado, son perfectamente capaces de ser preocuparse. Es parte de ser humano. Es entonces cuando la demanda organizacional y normatividad se interponen en el camino y desvanecen la empatía.
Si quieres construir una organización que se preocupe por la gente, necesitas llenarla de gente que le importe y luego quitarte del camino. Cuando tu organización castiga a las personas por preocuparse, no te sorprendas cuando la gente deje de importarle.
Cuando liberas a tus empleados para que actúen como personas (en lugar de tratarlos como engranajes en una máquina eficiente que maximiza el beneficio) entonces la empatía comenzará.

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