miércoles, 21 de diciembre de 2011

Tres formas para ayudar a que la gente haga las cosas

Estaba leyendo una biografía sobre un coach de basketball llamado Don Meyer. El era uno de los mas exitosos entrenadores de basketball universitario de todos los tiempos, aparentemente. Su vida es triste debido a su lamentable accidente y a su mala técnica gerencial.

Meyer creía que el podría ser visto como un compás, como un gran líder para sus jugadores. Gritándoles fuerte, presionándolos, su plan era generar la excelencia por medio de la intimidación.  La idea era que con el tiempo, la gente se presionaría así mismo, recordando la voz de Don en sus cabezas, pero a decir verdad esto luego es mentira.  La gente puede ser presionada, pero en el momento que tu lo dejas de hacer, ellos se detienen. Si se crean el hábito que deben alcanzar la perfección para así evitar que les grites, en cuanto dejas de gritar, ellos dejan de buscar la meta.

Puede que con esa técnica ganes juegos de basketball, pero no trasciende y no dura. Cuando Don dejó de entrenar (o los jugadores se graduaron), el equipo dejó de ganar.

Una segunda forma de gerenciar a la gente, es generar competencia entre ellos. Picar a unos contra otros y así muchos responderán. Publicar todas las calificaciones de los exámenes, con nombres y ver como la gente trata de superar al que le fue mejor. Prometer a un grupo de 6 gerentes que uno de ellos será promovido en seis meses y ver como todos se esfuerzan mas.

De nuevo, existe la condición humana, y esto solo puede funcionar a corto plazo y por un tiempo determinado. El problema, claro, es que en cada competencia, la mayoría de los competidores pierde. Algunas personas trataran mas duro la próxima vez, pero otros se rendirán. Peor aún, será muy difícil crear un ambiente cooperativo que impulse su creatividad cuando todos el la habitación saben que alguien de ahí les va a ganar.

Tanto la primer estrategia (presionar, regañar y gritar) y la segunda (crear competencia) están basadas en un modelo de fabrica, de escasees. Es mi fábrica, mi juego, mi galería y lo voy a manipular lo que necesite para obtener los resultados que quiero. Si solo hay lugar para un ganador, entonces esta mentalidad podría hacer sentido.

El tercer método, el que yo prefiero, es el de abrir la puerta. Darle a la gente la plataforma. no el techo. Generar expectativa, no manipular sino alentar. Y entonces avanzar, ayudar cuando pregunten pero no gritar desde el otro lado de la oficina.

Cuando la gente aprende a aceptar el logro, ellos se comprometen. Cuando niños y adultos ven el poder de auto-dirigirse y se dan cuanta del beneficio del apoyo mutuo, ellos triunfarán una y otra vez.

En una ideología de empresa moderna, donde muchos tienen la oportunidad de usar la plataforma, siempre hay quien toma las oportunidades. Obvio, no todos pueden auto-dirigirse suficientemente bien o de la forma que tu lo necesitas, obvio no y no inmediatamente. Pero esos que pueden (o los que pueden aprender a hacerlo) serán capaces de producir sorprendentes resultados, mucho mejores que si les hubieras gritado y humillado. Ellos se convertirán en piezas claves para resolver problemas que ni siquiera te habías dado cuenta que tenías. Y así, una nueva generación de líderes es creada...


Y eso dura toda una vida.

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